Con sobrepeso y casi en quiebra, a los 46 años se convirtió en una gurú fit millonaria

Al borde de los 40 años, Natalie Jill lo perdió caso todo. Se quedó sin trabajo y sin hogar. Se divorció y el estrés la llevó a un importante aumento de peso. Siete años después, fue distinguida como una de las mayores influencers del fitness a nivel global. La historia de la instructora que hizo de su legado su mayor éxito

Hace unos años Natalie Jill pasó por uno de los momentos más difíciles de su vida. Madre de una niña recién nacida, atravesaba problemas económicos y afrontaba una crisis con su pareja. En poco tiempo, su «sueño americano» (se casó, compró una casa, un auto, formó una familia) comenzó a esfumarse repentinamente y cayó en un pozo depresivo. Al borde de los 40 años, la incertidumbre signaba su pasar diario y, más aún, su futuro.

Hoy, siete años después, el presente le sonríe. Es considerada una de las más reconocidas gurús fit del mundo, siendo incluso distinguida por la revista Forbes como una de las mayores influencers a nivel global. Gana fortunas y se convirtió en ejemplo de inspiración, en referente, para miles de seguidores gracias a sus programas de salud para ponerse en forma.

El lema de Jill va en línea con el impulso que la motivó -y la motiva- a actuar, con un estilo de vida saludable como estandarte: «Excusas o soluciones… tú decides». Para ella no hay pretextos. Esa decisión tuvo para afrontar y superar aquel período tormentoso, y avizorar el rumbo hacia una solución fructífera.

Todo comenzó tras renunciar voluntariamente su trabajo para pasar tiempo con su hija. Pero durante esa época el mercado de la vivienda colapsó, a la vez que el mercado bursátil cayó en picada. Esto la dejó sin hogar y sin jubilación. El estrés la llevó al divorcio y a un importante aumento de peso (el embarazo derivó en un aumento de 22 kilos).

El cúmulo de adversidades se agrandó. A la cuestión laboral, la ruptura sentimental, el sobrepeso, se le agregaba además el hecho de tener que lidiar con la restricción de alimentos por ser celíaca (el cuerpo no puede procesar el gluten). La historia le era siempre cuesta arriba. En este magro contexto, decidió dar un vuelco rotundo. Decidió dejar los hábitos sedentarios y empezó a entrenar.

El camino para llegar al éxito lo encontró rememorando el pasado. Sintiendo que perdió el control de su vida, retomó una vieja afición. Reavivó su pasión por la salud y el ejercicio físico que le quedó de una antigua relación (cuando tenía 23 años). Y así halló su verdadera vocación.

«Puse todo lo que sabía en juego, desde la fijación de objetivos, a las juntas de visión, a comer alimentos no procesados, pensar positivamente y sacar los negativos de mi vida. No me morí de hambreNo intenté ninguna ‘solución rápida’ de moda, no utilicé píldoras ni dietas peligrosas y no hice restricciones de calorías poco saludables«, enfatizó.

Utilizando su experiencia en ventas, aprovechó los conocimientos previos y se preparó especialmente. Estudió para recibirse como entrenadora licenciada, experta en nutrición y fitness, y comenzó tras ello a compartir consejos nutricionales y otros afines a la práctica. Según relata, así logró ayudar a acondicionar su físico a miles de personas en todo el globo. Los progresos de los alumnos los va documentando en los diferentes canales sociales.

Para transformar su silueta empleó la fórmula en la que se basa el exitoso programa 7 Day Jump Start: «Trabajé con mi propio peso corporal con tiempo limitado en casa«. Este plan está orientado hacia las mujeres que quieran perder peso gradualmente. No tiene gluten, soja, ni maní. La parte práctica, en tanto, fue diseñada para prevenir el dolor de espalda y disminuir los síntomas, afección que también la aquejaba.